viernes, 4 de enero de 2013

Todo se resume a ti.

Acudo aquí desesperada. Mi última opción. No hay más optativas. Ahogada. Exaltada. Indigno. Opresión. Soledad. Noches. Consumida como colilla. Una tras otra. Y otra. Y tú vas y vienes. Y te vuelves a ir. Y me dejas. Sola. Me confundes. Abrumada. Nunca sé que pensar. Ni que pensar de ti. De nosotros. No sé cómo me ves. Ni qué sientes. Ni por qué ésto no se me va. Tú, que eres mi mundo, y yo, que no soy nada. Y odio tener que reprimirme. Tener que ser fría. A veces sin conseguirlo. Otras sin resultado. Odio no tenerte. Odio que no me agobies. Que no me hables las 24 horas del día. Que no seas tú. O sí. Pero que yo no sea pueda ser ellas. Que no me cuides así. Que no me escuches sin que yo tenga que pedírtelo o si quiera insinuarlo. Odio despertarme cada mañana y no ver tus ojitos. No poder acariciarte. No poder dormir envuelta en ti. Odio no tenerte. No poder olerte. Odio. El que yo tengo. Por irte cada noche. Por deshacerte en un adiós. Por ni merecer tu pensamiento. Por no ser quien te quita el sueño. Por no ser necesidad. Por no. Qué más da.

- BLOGS -